En un artículo de Emilio de Benito sobre Jesús Aguilar en El País el domingo 25 de septiembre con el titular «Pese a la crisis, en 2015 se abrió una farmacia cada día» se puede leer entre otras cosas:
“Cuando se dice que la receta electrónica ha ahorrado a los médicos de Castilla y León un 27% de su tiempo, hay que pensar dónde ha aumentado, y es en las farmacias.»
Ciertamente el sistema es primitivo. Teniendo receta electrónica, teniendo caja electrónica, es difícil de entender que el farmacéutico se dedique a cortar con una cuchilla el código de barras, y fijarlo en una hoja de papel. Preguntando el motivo me explican que es la única manera de cobrar de la comunidad autonómica. Pero la información ya está en forma digital. ¡Qué cantidad de papel para nada! Además de que hay que enviarlo a una central, donde por lo visto alguien tiene que escanear hoja por hoja la información de los códigos que ya tienen.
Otro problema con las recetas es que la mayoría de las medicinas se dispensan para como máximo un mes, cuando no dos semanas. Se puede entender en algunas medicinas que pueden ser peligrosas si se toman en gran cantidad. Pero la mayoría no son así. Para un enfermo crónico que necesita 4 o 5 medicinas diferentes lo problable es que tenga que acudir a una farmacia cada dos semanas. Hay un plazo de 10 días para recoger una medicina, lo que impide que se pudieran enlazar dos períodos. Si se está de viaje la medicina no se puede recoger por adelantado, ni tampoco si uno se ha atrasado demasiado. También existe el problema de que las recetas de una región no pueden usarse en otra. En caso de necesitar una receta fuera de su comunidad uno tiene que dirigirse a un médico para que le haga una nueva. En Suecia uno puede recoger las medicinas para tres meses, y en cualquier parte del país, lo que hace que sea suficiente con 4 o 5 visitas a la farmacia al año, en vez de 24 como en España. Las recetas valen un año en general, y la medicina no recogida en el primer trimestre puede recogerse en el segundo. No se puede recoger por adelantado, como tampoco en España, pero con una excepción: presentando un billete de viaje se pueden retirar las medicinas con antalación.
Estas dos cosas, el tener que cortar con una cuchilla el código de barras, y el que haya que acudir a la farmacia cada dos semanas, se podrían solventar rápidamente y con ello ahorrar tiempo y dinero a la administración, a la farmacia y tiempo y molestias también al paciente.
El señor Jesús Aguilar explica en el artículo de El país, escrito por E. de Benito, que hay cerca de 22.000 farmacias en España. El motivo es que se desea que sean de fácil acceso. Eso está bien, pero no se entiende que haya más de cinco farmacias en un radio de cinco minutos andando, y que si andamos diez minutos el número de farmacias se puede duplicar. Claro que si los usuarios no necesitan ir más de 5 veces al año en vez de 24 el número de farmacias no necesitaría ser tan grande. Pero tampoco, aunque los usuarios tengan que ir 24 veces al año, hace falta que estén a dos minutos de distancia entre sí.
Miguel Benito
miguel.benito@taranco.eu