Archivo por meses: diciembre 2016

La Cataluña de la deriva

Cuando dentro de unos años los historiadores estudien el tiempo en que vivimos se preguntarán, no sin motivo, cómo fue posible el trajín de postulados que hacían suyos los líderes de una de las regiones españolas más respetadas y conocidas.

Quiero empezar con un par de reflexiones sobre dos fenómenos en los que la generalidad de Cataluña es responsable. Uno es la foto que cada martes, religiosamente, se hace el presidente Puigdemont solo o acompañado de camino a la reunión rutinaria de su consejo.  ¿Hay algún otro presidente de provincia, región o país del mundo, salvando las dictaduras, que se fotografíe de camino a su trabajo semanal, y que publique la foto en Twitter?
El otro punto irritante es la lengua usada en la página web del gobierno catalán, govern.cat, que desde hace casi dos años ha dejado de publicarse en castellano y solo se puede leer en catalán o en inglés, sabiendo que el 50% de los catalanes son hispanohablantes.

Y ahora a las noticias:

1) El primer caso es del 30/11, propuesta de diálogo de Puigdemont :

President Puigdemont: «Volem dialogar amb l’Estat amb una condició, que no hi hagi condicions»
El cap de l’Executiu afirma que el diàleg anunciat pel Govern espanyol “no s’està produint” i reclama la bilateralitat en les negociacions perquè “ens hem guanyat amb justícia el dret a ser reconeguts”
Carles Puigdemont subratlla que el 75% dels nous pressupostos són despesa social i critica que l’oposició estigui “obsessionada amb el 0,02%” dels comptes que corresponen a l’organització de consultes
El president reitera que no assistirà a la Conferència de presidents autonòmics prevista per parlar del finançament autonòmic perquè aquestes reunions “no serveixen per a res”

El sr Puigdemont pide que no haya condiciones, para a renglón seguido exigir «bilateralidad» en las negociaciones, porque se lo han ganado así sin más, a la vez que él se niega a acudir a la conferencia de presidentes autonómicos. El motivo parece ser obvio, el sr Puigdemont no quiere ser uno más.  En cuanto al sueldo sabemos que está muy por encima de todos los presidentes, incluso el del gobiern ode España. Esto no implica que trabaje mejor o que sea el mejor para Cataluña, simplemente se apropia de un dinero de los contribuyentes que en parte deberían ir a otras cosas.

También sabemos, por la multitud de declaraciones, que el sr Puigdemont dice que habrá referéndum sí o referéndum sí. ¿No hay condición más condicionante que esta? Y además se queja de que la propia oposición en el parlamento catalán no contempla legal la asignación del 0,02% del presupuesto para esta consulta, como si la ínfima cantidad procentualmente hablando legitimara malversación de los impuestos pagados por los catalanes.

2) El segundo caso viene a cuenta con motivo del informe de PISA el miércoles 7/12 sobre la educación.  El gobierno catalán presenta el informe de una manera muy original:

Noticia 184: Catalunya és el país de la Unió Europea i de l’OCDE que millora més en competència científica a les proves PISA
Per primer cop, Catalunya se situa per sobre de la mitjana d’Espanya, de la Unió Europea i de l’OCDE en les tres competències avaluades
La consellera d’Ensenyament, Meritxell Ruiz, expressa satisfacció per uns resultats “que demostren que la transformació educativa del país en el marc de la LEC, les polítiques educatives i la feina de docents i centres van en la bona direcció”.

No deja de ser llamativo el que en el titular Cataluña se considere país de la Unión Europea y de la OCDE.  Si cambiamos Cataluña por Navarra o Castilla y León entendemos el saltomortal que los dirigentes de la generalidad catalana hacen al vacío. El problema es que quienes solo leen la noticia filtrada por la generalidad adquieren con el tiempo una visión retorcida del concepto de país.

El segundo titular es correcto, pero a la vez mentiroso, ya que habla de que los resultados de Cataluña están por encima de la mitad de España, pero obvia que hay otros países (como Castilla y León, Navarra o Madrid, países según la terminología catalana) que están por encima de los resultados de Cataluña. Con ello el éxito no es tan grande como parece.

 

Miguel Benito

miguel.benito@taranco.eu

La reforma constitucional y electoral

Habiendo mayoría para enfrentar una reforma de la constitución el paso siguiente es reflexionar sobre qué puntos se quieren reformar, añadir o quitar.

Mi punto de vista, después de haber vivido 47 años en Suecia, es que sobre todo se deben de reformar los puntos que atañen a elecciones y representación ciudadana. El senado, si se quiere que siga existiendo, debe de restringirse a máximo unos cien senadores (dos por provincia) y ser de representación territorial. Con ello también se facilitaría la proporcionalidad en las elecciones al congreso, a la vez que aún así se podía restringir el acceso al congreso a partidos con un bajo nivel de votos. En Suecia el mínimo es de 4% de votos. El motivo es que de esa forma el partido más pequeño con al menos 14 diputados puede obtener representación en casi todos los comités. Hoy en España vemos que hay partidos con 1, 2 o 3 diputados. Un partido como PNV con 5 diputados repite hasta la saciedad que lo único que a ellos les interesa es Euzkadi. Y yo me pregunto ¿qué pintan en un congreso nacional si solo un tema regional les interesa? Se deberán aburrir la mayor parte del tiempo, a no ser que su propósito sea sabotear la actividad parlamentaria, lo que sí puede acarrear cierto sentido de satisfacción. En Suecia todos los diputados se orgullecen de representar a «todos los ciudadanos»,  incluso a quienes no les votaron ni pertenecen a su circunscripción.

Según la constitución cualquier cambio puede ser sometido a referéndum si un 10% de los diputados lo piden. Por falta de participación ciudadana que no sea. Yo creo que cambios sustanciales, como el futuro del senado bien valen un referéndum, pero ¿cambios mínimos de algún parágrafo,  punto o coma? Esto en Suecia lo han solucionado haciendo que cualquier cambio en la carta magna sea corroborado por dos legislaturas parlamentarias. Esto es, un cambio aprobado en una legislatura no entra en vigor hasta que no se aprueba en la siguiente. Esto permite, primero un cierto tiempo de reflexión, y segundo la posibilidad de arrepentimiento si los electores cambian de opinión y votan candidatos que no están dispuestos a apoyar las propuestas aprobadas en la legislatura anterior.

También  sabemos de la preocupación continua de que en el parlamento haya 175 votos contra 175. En Suecia ocurrió entre 1973 y 1976. En caso de empate se decidió por lotería (como en algunos ayuntamientos españoles a la hora de elegir alcalde). Esto se cambió en 1976 haciendo que el número de diputados fuera 349 en vez de 350. Este pequeño cambio también se podría hacer en España para facilitar la gobernabilidad.

Otra peculiaridad de Suecia a tener en cuenta es que quienes son nombrados ministros o secretarios de estado no pueden seguir de diputados. Pueden recuperar su puesto si dejan el ministerio, pero mientras tanto otro diputado ocupa su lugar, con lo que no tienen que dividir su tiempo entre el parlamento y el ministerio, además de que con ello se da una oportunidad a una representación mayor de ciudadanos en política.

No valdría mal que los diputados españoles pasaran una semana de prácticas en otros parlamentos europeos, para beneficio de todos, no solo para aprender sino para intercambiar buenas prácticas.

Miguel Benito

miguel.benito@taranco.eu

 

 

Voluntariado y recogida de alimentos

Hace unos días se hizo una recogida de alimentos por toda España para ayudar a los menos favorecidos. El número de voluntarios para hacer el trabajo era considerable, y todos se sentían satisfechos por el trabajo.

Pero, pensándolo bien: ¿qué sentido tiene que uno vaya a un supermercado, compre a precio normal un producto y luego lo deje en manos de los voluntarios para que primero hagan un sorteo por categoría y luego lo transporten a los bancos de alimentos existentes?

¿No sería mejor colectar dinero, y con ello comprar directamente a precios reducidos una mayor cantidad, y además los productos realmente necesarios a cada momento? Algunos dirían que la solidaridad no sería la misma y la recaudación sería baja.

Valdría la pena cambiar de forma y que los bancos de alimentos publicaran el número de sus cuentas bancarias para que los donantes puedan elegir entre comprar alimentos a una cadena, con el beneficio para esta y enviar dinero que los bancos de alimentos pueden usar mucho mejor.

Yo por mi parte sigo sin entender que nuestra solidaridad pase primero por ayudar a las empresas que regentan los supermercados a mejorar sus cuentas de venta. Hay un productor que practica el sistema de puntos al comprar ciertos productos, y que esos puntos son cancelables por descuentos al comprar un nuevo producto, pero que se pueden donar para el banco de alimentos a la vez que el productor se compromete a añadir un 50% a la donación. Esta forma de donar sí es interesante, ya que no obliga al donante a ir al supermercado a comprar un producto y depositarlo luego en los carros solidarios obligando a un ejército de personas solidarias a hacer un resorteo de los productos.

También lo he visto en recogida de productos para refugiados en países lejanos. Aparte de la inseguridad en saber de qué productos  realmente están necesitados existe el coste desproporcionado en el transporte, que consume un valor importante de dinero que podía usarse mejor comprando los productos cerca de los campos de refugiados, lo que a la vez beneficiaría a la producción local, que seguramente también lo necesita para sobrevivir.

Creo que debemos repensar la estrategia. Hay muchos actos solidarios que se pueden hacer sin este trajín de mercancías, que benefician más a las empresas que a los necesitados. Podemos participar en comedores solidarios, lo que muchos ya hacen; o en acompañar a personas en necesidad de ayuda a hacer actividades que les hace vivir en ese momento, convivir sencillamente.

Y cómo no, donar dinero para que las organizaciones de voluntariado puedan hacer su labor allí donde hace falta y allí donde la sociedad pública, por desgracia, se desentiende.

Miguel Benito