Según Wikipedia «La financiación, o financiamiento, es el acto de dotar de dinero y de crédito a una empresa, organización o individuo, es decir, esta es la contribución de dinero que se requiere para comenzar o concretar un proyecto, negocio o actividad. Generalmente las maneras más comunes de obtener la financiación son a través de préstamos o de créditos. »
Sin embargo, cuando yo voy a un centro comercial la única definición que veo sobre «financiación» se refiere a que el centro comercial se ofrece a «prestarme dinero» para el pago de la compra.
Préstamos para consumo de bienes que tienen una cierta vida se pueden entender, ya que el disfrute de ese bien se prolonga en el tiempo. Frigoríficos, ordenadores, coches, pueden durar 10 años o más y es lógico poder repartir los pagos si uno en ese momento carece de la cantidad de dinero suficiente.
Pero el préstamo para consumo de productos diarios, semanales o mensuales no tiene sentido. SI uno es pobre, al final sigue siendo más pobre, ya que, queramos o no, el préstamo se paga al mismo ritmo que las compras, pero a un precio superior. La oferta más generalizada es que puedes dividir los gastos en 10 o 12 mensualidades. Bien, el problema es que cada mes sigues comprando lo necesario y que los gastos de ese nuevo mes se pagan en igual número de mensualidades que los gastos del mes anterior. Como cada gasto se va pagando a plazos al final los pagos de cada plazo superan lo que es normal en cada mes, que seguirás pagando a pesar de todo.
Yo uso una tarjeta de pago de un centro comercial, que cada mes via SMS me invita a trocear el pago de lo comprado ese mes. Como digo, eso parece atractivo una vez, pero si hago lo mismo todos los meses al final el gasto es más que el doble. Así que lo que yo pienso sobre esa oferta es que al no aceptarla he hecho un ahorro considerable, y que el dinero ahorrado lo puedo usar para parte de las compras del próximo mes. El ahorrar todos los meses, salvo para quienes realmente son pobres, que son muchos desgraciadamente, nos permite tener una cantidad disponible para ocasiones inesperadas, o para gastos extra que sabemos vendrán, como vacaciones, navidad.
También recibo casi mensualmente una oferta de tomar un préstamo de por ejemplo 1000 euros, que puedo ir pagando a 90 euros pensuales. Lo que supongo pasaría es que si acepto este préstamo, según lo fuera pagando recibiría la oferta de rellenar el préstamo hasta 1000 euros, por lo que contínuamente tendría un prétamo de 1000 euros, del que solo se beneficiaría la empresa con los intereses. Lo que yo pienso es que si yo me quedo con los intereses que no tengo que pagar si no tomo ese préstamo, tengo más dinero disponible para lo que realmente hace falta, y que sobre todo en muy poco tiempo, aun teniendo unos ingresos módicos, podría ahorrarme esos 1000 euros que la empresa me ofrece como crédito y dármelos a mí mismo como crédito para compras o gastos imprevistos.
El mismo centro comercial me ofrece un 1% de descuento por cada compra. Esto es quizás lo que hace que a algunos no les parezca mal pulsar «crédito» en vez de «contado» al realizar la compra, ya que siguen teniendo ese 1% de descuento. Pero se olvidan que si pulsan crédito empiezan a pagar un 6-8 o incluso 21% de intereses, que no recompensa la oferta del 1%.
Volviendo al frigorífico. La primera compra en mi casa de un frigorífico la razonó mi padre de la siguente forma: en los años 50 , sobre todo en los meses de verano, comprábamos hielo todos los días, que lo colocábamos en un cubo con comida a conservar fresca. Era barato, pero sumando día tras día al final era una suma considerable, por lo que un frigorífico, contando el precio de compra y también el gasto de electricidad, compensaba a medio plazo. Así que un sacrificio pequeño los primeros meses se iba volviendo en un ahorro contínuo y efectivo.
Es difícil saber ahorrar y saber gastar. No hay duda de que debería ser una materia a estudiar en la escuela, para al menos no ser engañados por empresas que lo que desean es que dependamos de ellas toda la vida.
En otro país, Suecia, un centro comercial cooperativo lo que ofrece es que los clientes/miembros pueden ingresar por adelantado una suma por la que pueden incluso cobrar intereses (esto en este momento en que los intereses son 0 no es válido, pero podría volver a cambiar). Esto mejora la economía del centro, lo que beneficia a los miembros. Sabiendo que uno tiene una cantidad de dinero propia disponible esto da una tranquilidad al consumente al ir a la compra.
Miguel Benito
miguel.benito@taranco.eu