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Referendos

El mantra sobre «el derecho  a decidir» parece ser lo único que preocupa a parte de los políticos catalanes. Un repaso ligero a otros países prueba que ciertamente hay multitud de referendos, pero ninguno sobre algo que no sea de la competencia respectiva. Suiza es un buen ejemplo, con una tradición de referendos sobre casi todo.

Leo sobre Suiza en Wikipedia (en sueco):

«Varje kanton är namngiven i konstitutionens första artikel. Detta medför att en förändring av konstitutionen är nödvändig för att skapa en ny kanton eller om en kanton vill lämna federationen. För att en ändring av konstitutionen ska komma till stånd krävs en federal folkomröstning där en majoritet av de röstande är för förändringen samt att det finns en majoritet för förslaget i en majoritet av kantonerna. Om ändringen avser en tillkommande kanton krävs även en majoritet av rösterna i den tilltänkta kantonen. Detta förfarande har inneburit att antalet kantoner i princip har varit oförändrat sedan 1848.».

Esto es, traducido al español, que los cantones están nombrados en la constitución, y que cualquier cambio de la constitución tiene que ser aprobado por una mayoría de todos los ciudadanos y además una mayoría de cantones. Esto es, más o menos, lo que los españoles requieren para que sea viable un referendo sobre una región, sea la que sea. Y no olvidemos que Suiza es el país por excelencia sobre referendos, que se hacen en principio por cualquier cosa, pero eso sí, dentro del margen que les permite la ley, y dentro de lo que les puede competir. No  pueden por ejemplo votar que Barcelona sea un nuevo cantón suizo, o que Rusia deje de luchar contra Ucrania, o quién quieren como próximo presidente de la Unión Europea (cosa que sí pudimos hacer nosotros en España y en el resto de países de la UE).

El derecho a decidir es una falacia. Veamos: a mí me gustaría conducir por la izquierda como hacen en la India, más que nada por lo exótico que me parece, no porque sea lo mejor. Hoy día, ya ni el gobierno español puede decidir tal cosa.  En la vida diaria vemos un montón de cosas que son de una manera. Pero que son así tanto en nuestro pueblo o ciudad como en muchos otros países. Y claro que van cambiando con el tiempo, pero no por una  decisión unilateral de alguno de nosotros, sino a través de organismos que vigilan estas cosas.  Cuando una regla no nos gusta nos quejamos naturalmente. Si tenemos suerte la regla se cambia por el organismo encargado, muchas veces un organismo internacional.

A mí personalmente me gustaría poder votar al futuro presidente americano. Y no me faltan razones. En muchas cuestiones de nuestra vida en España nos incumbe en un grado muy alto quién es el presidente de EEUU o la canciller de Alemania. Pero no podemos votar por ellos. Así de sencillo.

Me pregunto qué derecho tendría una provincia catalana, en caso de que Cataluña fuera un estado independiente, de también querer independizarse de Cataluña y crear un estado propio. ¿Lo aceptarían el resto de provincias? La respuesta es obvia que no.

Además, lo que los políticos catalanes quieren es que los ciudadanos catalanes «pierdan el derecho a decidir» en otros dos parlamentos. Tanto los catalanes como los castellanos o los andaluces pueden hoy decidir en tres parlamentos diferentes, el regional, el nacional y el europeo. Hoy una minoría catalana parece que lo que quiere es «perder el derecho a decidir en el parlamento nacional y en el parlamento europeo», esto es, menos democracia para los catalanes. No lo entiendo, pero claro, en la vida no todo se entiende.

Miguel Benito