Al volver a España después de pasar mi vida adulta en otro país creo tener una visión algo diferente de la política tal como se está desarrollando. Mi experiencia en Suecia era que allí se daba gran valor al diálogo social. Los partidos políticos no lo eran todo. Las organizaciones no gubernamentales tenían un papel relevante en la elaboración de leyes. Yo he participado como representante de una organización de inmigrantes en la mayoría de las leyes sobre migración desde 1974 hasta la primera década de los años 2000. Cuando se creaba una comisión en el parlamento las organizaciones no gubernamentales eran llamadas a participar en parte de los trabajos de las comisiones y hacer propuestas que mejoraran las leyes. Una vez la comisión tenía una propuesta concreta aún había otra oportunidad para la sociedad civil a presentar sus puntos de vista, que se integraban en la proposición de ley del gobierno que luego iba al parlamento. Las leyes no son para ser derogadas por el siguiente partido de turno, por eso hay una voluntad de lograr el mayor consenso dentro de la discrepancia.
Otra interpretaciäon de la ley d ´ Hondt es posible
El parlamento sueco tenía como España 350 diputados. En los años 70 los bloques estaban tan igualados que a veces empataban en las votaciones. La solución fue tirar una moneda al aire, como hacen en algunos ayuntamientos españoles para elegir alcalde si hay empate. Esto se subsanó posteriormente disminuyendo el parlamento con un diputado. Así no habría empate. Serían como máximo 175-174. En España en estos momentos quizás esto no sea tan relevante al haber una variación grande de partidos que podrían desatascar la situación. Pero hay otros aspectos interesantes que valen la pena discutir. Por ejemplo la distribución de escaños. Sin renunciar a la ley d´Hondt se podría por ejemplo asignar 310 escaños de acuerdo a esta ley y reservar 40 en lo que en Suecia se llama “mandato de igualación”. Esto es, los votos de una circunscripción que se perderían al no obtener escaño se podían añadir a los de otras circunscripciones dentro de la misma región y así al menos uno o dos escaños serían más justos. Al menos esto igualaría un poco más el valor de los escaños. En España no sería posible en las regiones de una sola provincia como Asturias, Cantabria, la Rioja o Murcia pero podría aplicarse en las demás regiones.
Un mínimo de diputados por partido
Luego está el concepto de que no tiene mucho sentido que un partido esté representado en el Congreso por una sola persona. En Suecia se requiere un mínimo del 4% de los votos en todo el país. Con ello se quiere lograr que todos los partidos tengan la capacidad de representación en las comisiones del parlamento. Se puede acceder al parlamento si en una circunscripción llegan al 12% de los votos. En el ejemplo de Canarias el partido de Coalición Canaria se quedaría fuera del Congreso al no tener representación en el resto del país y no llegar al 12% de los votos. No olvidemos que Canarias está ya bien representada con otros 14 diputados de otros partidos. A veces da la impresión en los debates que el único diputado o diputada que defiente su comunidad es la diputada de Coalición Canaria. De la misma manera en Cataluña se hubiera quedado fuera del Congreso el partido Junts, sin olvidar que los intereses de los catalanes en el Congreso siguen siendo defendidos por otros 41 diputados, frente a los 7 de Junts. Por lo demás hay una tradición arraigada en la comunidad sueca de que una vez que uno obtiene el nombramiento de diputado esta persona se debe a todo el país con la obligación de defender los intereses generales de todo el país, no solo de su partido y de su circunscripción, que también. Esto en España es difícil de entender. Miles de veces se oye a algunos diputados españoles, sobre todo a los nacionalistas, que el bien de España les importa un bledo. Esto sería imposible decir en Suecia. Porque ¿qué sentido tiene que estén en el Congreso si solo trabajan por su causa personal?
Sesión de preguntas en el congreso obsoleta
Hay otros aspectos de la política española en el Congreso que merecerían ser analizados y discutidos por toda la sociedad. La tanda de preguntas a los ministros los miércoles no deja de ser una aberración. Aparte del tiempo fijado en tres minutos, que no da para mucho, las preguntas suelen carecer del intento de esclarecer algún asunto del país, o de hacer una propuesta concreta de mejora. En la mayoría de los casos se salen por la tangente y repiten semana tras semana lo que ya se han dicho. Para eso podrían utilizar la cafetería del Congreso sin hacer perder el tiempo al resto de diputados, tiempo que podrían usar para buscar soluciones a problemas reales.
Los presupuestos se presentan en Suecia en septiembre independientemente de si ha habido elecciones ese año o no. El nuevo gobierno en su caso no hace ninguna modificación, ya hay tiempo para ello durante el trabajo en el parlamento. Durante la primavera se van aprobando las distintas partidas, añadiendo las modificaciones que los diputados van proponiendo, que dicho sea de paso solo tienen tres semanas para presentar sus mociones. Últimamente han añadido un presupuesto en primavera para corregir aspectos que no se habían visto antes, así que hay cierta garantía de modificación a mitad de camino.
No todo es idílico en Suecia. La política del país se ha ido deteriorando en los últimos tiempos para aproximarse algo más a los países europeos del sur. Pero siempre valdrá la pena hacer estudios comparativos e intentar implementar aquello que es mejorable, aquí como allí.
Miguel Benito
miguel.benito@taranco.eu