La publicación por el INE de las estadisticas de natalidad y mortalidad que apuntan a un número inferior de nacimientos se interpreta por muchos como una situación negativa, lo que no necesita ser así. Algunos hablan además de ”envejecimiento” de la población cuando este término nada tiene que ver con estas estadísticas, sino más bien con la calidad de vida. La longevidad, un término mejor que envejecimiento, tiene que ver con la mejora de la vida que ha ocurrido en los últimos decenios, no con la cantidad de nacidos. La esperanza de vida no es la relación entre natalidad y mortalidad un cierto año, sino tiene que ver con la cantidad de años que los pertenecientes a una misma generación viven en su totalidad.
La población en España se ha duplicado en los últimos sesenta años. En otros países se ha triplicado o incluso cuadruplicado. Si queremos un mundo mejor donde todos tengan una vida digna no podemos estar pensando en aumentar la cantidad de parados y la cantidad de mayores de 65 años que no pueden llamarse pensionistas porque no cobran ninguna pensión. Muchos se preguntan quiénes cuidarán a los mayores de edad en el futuro. La pregunta es, más bien, quiénes los cuidan hoy. Si somos incapaces como sociedad de dar trabajo al 27% de la población en edad activa y de ayudar con pensiones a un buen número de mayores de edad, ¿porqué esa obsesión por el número de nacidos?
Los cambios bruscos no son buenos, pero es necesario que paulatinamente descienda el número de habitantes del planeta si queremos sobrevivir como raza humana. En Bangladesh por ejemplo la población se ha triplicado en solo 60 años, de 50 M en 1960 a 164 M en 2020. La ratio española de 1,32 niños por mujer es una buena proporción para rectificar un poco la mala gestión llevada en otros tiempos. Esto da esperanza de futuro para quienes vengan detrás de nosotros.
Miguel.Benito @ taranco.eu